Por Víctor Maldonado

Este será un año para unirse en torno a estrategias que convoquen mayorías. Nadie que quiera competir por el liderazgo se puede dar el lujo de protagonizar divisiones importantes. Quién tiene la obligación de aglutinarse entorno a objetivos importantes es el gobierno, apremiado por quién su tiempo de vida útil para ver aprobadas sus iniciativas antes de entrar en el ciclo electoral.

Se trata de una administración que todavía no tiene grandes logros y victorias que mostrar. Más aún, tiene que recuperarse de un traspié de primera magnitud como el que vivió con la derrota en el plebiscito y la necesidad de un cambio importante de su comité político a poco de asumir el mando.

El gobierno se constituyó poco antes de asumir el mando en torno a dos coaliciones, que no tuvieron tiempo para afiatarse. Para ganar en la segunda vuelta presidencial, el programa de gobierno se volvió tan genérico que no quedó otra opción que gastar el primer año en dar forma definitiva a sus proyectos emblemáticos.

El tiempo consumido hizo que se perdiera el lapso más fecundo para presentar iniciativas innovadoras. Por eso, si se compara este con el primer gobierno de la transición, se verá que con Aylwin se alcanzó a presentar el doble de más proyectos de ley de las que se pudo presentar ahora en el primer año.

Como contrapartida el gobierno despachó una importante cantidad de proyectos que se venían madurando en las distintas carteras. existirá una cierta premura por apurar su tramitación, pero no todas compartir esa premura por legislar.

El proceso constitucional traerá nuevas sorpresas al oficialismo. la más importante es que ya no estará representando al conjunto de la izquierda, puesto que nadie se presenta en contraposición de un nuevo gobierno que aún no asumía. ahora esa posición no existirá.

La oposición aspira a tener un segundo año exitoso. dejó atrás las derrotas electorales de la presidencial y de la convención con el triunfo del rechazo. el cambio de las reglas del juego de la elección del consejo constituyente ara que su desempeño en esta ocasión se parezca mucho más a lo que es de cotidiano su presencia electoral, pero eso no puede bastar.

Se requerirá un buen desempeño en la negociación de las reformas por parte de Chile vamos por qué ese será la mejor carta de presentación para confirmarse como alternativa presidencial.

Dos en la cancha y uno a la espera

La escena política se completará con la presentación o la ausencia de un tercer actor colectivo, aún en proceso de gestación: Una centroizquierda con perfil propio. esto tiene importancia porque en caso este posible actor ya tienes señalado su reemplazo.

Ver la constitución de una izquierda fuerte importa mucho entregar el mayor tiempo posible a la nueva agrupación de partidos y movimientos que se coordinen como plataforma electoral, pero sobre todo como opción política, buscando atraer un electorado nuevo a disposición debido al voto obligatorio reinstalado.

si lo que se busca es representar a un electorado moderado que quiere cambios con estabilidad. Se tiene que dar suficiente tiempo para una agrupación que se pueda considerar estable y con capacidad de crecimiento. retrasarse sin aparecer es contradictorio con el mensaje que se quiere entregar.