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Por Karla Montoya Araya

A principios de mes, la Armada de Chile y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura se mantuvieron alerta por el paso de una flota pesquera de origen chino que se trasladaba desde el Océano Atlántico hacia el Pacífico, cruzando la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país. Habrían sido cerca de 350 naves las que pasarían por Chile buscando jurel o jibia, muy cotizada en mercados asiáticos. No es la primera vez que ocurre un hecho como este y considerando la situación de las pesquerías, donde un 57% se encuentra en estado de sobreexplotación o agotamiento, es vital su monitoreo y protección ya que la masiva captura de especies transzonales puede impactar a los ecosistemas marinos.

El sector de la pesca de captura marina desempeña un papel importante en la generación de empleos e ingresos, y también contribuye a satisfacer las necesidades nutricionales de una población mundial en constante aumento que, junto con estas prácticas, provoca una presión en los océanos. Los hechos anteriormente descritos son una alarma porque no solamente ocurren en Chile sino a nivel regional y porque la presencia pesquera extranjera ha ido constantemente en aumento durante los últimos años, representando una amenaza a los ecosistemas marinos y la diversidad de especies. China es una potencia pesquera a nivel mundial y ha tenido una continua incursión de flotas asiáticas en los mares del pacífico sur, lo que ha provocado una preocupación permanente para los Estados y sus armadas, las cuales han intensificado los patrullajes y la fiscalización de sus aguas con el fin de resguardar los intereses marítimos de sus respectivos países.

La Armada de Chile respecto del control de flotas pesqueras extranjeras y resguardo de sus espacios marítimos, desde el año 2015 se encuentra despegando dos tipos de operaciones que se efectúan dentro y fuera de la ZEE: las Operaciones de Vigilancia Oceánica (OVO) que son desarrolladas por medios operativos de las Zonas Navales dentro de la ZEE, y las Operaciones de Fiscalización Pesquera Oceánica (OFPO) que realiza el Comando de Operaciones Navales (COMOPER) en coordinación con la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (DGTM). Allí la información sobre el desempeño tecnológico y económico de las flotas es vital en los procesos de gobernanza de la pesca, que son un aspecto fundamental de la toma de decisiones para las partes interesadas del sector pesquero, tanto públicas como privadas.

El Estado de Chile ha respaldado la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). Para el ODS 14 (conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible) es fundamental que las operaciones de pesca sean ambientalmente sostenibles, socialmente aceptables y económicamente viables y para ello el monitoreo y vigilancia es fundamental, que cumplan con los requerimientos internacionales para pescar en alta mar y tengan autorización del Estado respectivo.