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Sergio Guzmán 
ASESOR LEGISLATIVO CDC
Educación

 

El Gobierno, a través del proyecto de ley de Carrera Docente (boletín 10.008-04, en actual discusión en el Senado) propuso eliminar la posibilidad de que personas sin título profesional en Educación fuesen consideradas idóneas para ejercer la docencia en establecimientos educacionales reconocidos por el Estado [disposición hoy contenida en el artículo 46, letra g), de la Ley General de Educación].

A pesar que esta iniciativa se rechazó en la Cámara de Diputados[1], cabe destacar que el mismo Gobierno impulsor, no ha tenido un trato coherente a ella en el manejo que le ha dado a la Beca Vocación de Profesor (BVP), a través de las glosas de las leyes de presupuesto.

Esta beca, creada con la finalidad de mejorar la calidad de nuestros profesores, incorporó el año 2014 a profesionales o licenciados en áreas afines a los planes de enseñanza media y que se matriculasen en un programa de formación pedagógica. De esta forma, el Estado estaba promoviendo que personas que se encontraban haciendo clases en virtud del artículo 46, letra g), de la LGE, es decir, sin un título en educación, pudiesen estudiar y finalmente titularse como profesores.

Sin embargo, en la Ley de Presupuesto para el año 2015 y sin fundamento público alguno, se retiró este beneficio para profesionales y licenciados, y se mantuvo –de forma arbitrariamente discriminatoria- sólo para estudiantes que se matriculasen por primera vez en carreras de Pedagogía y para  estudiantes que cursando el último año de una carrera de licenciatura, se matriculasen en un programa de formación pedagógica para licenciados.

De igual forma, el proyecto de Ley de Presupuesto para el año 2016 (actualmente en discusión en el Parlamento) replica lo dispuesto en su símil de 2015, evidenciando una total incoherencia entre la exclusión de profesionales y licenciados de la BVP y la intención de eliminar la disposición legal que permite que personas sin título en educación sean considerados docentes idóneos. En efecto, a aquellos profesionales y  licenciados con vocación por la educación escolar, se les pretende exigir que obtengan la Pedagogía y, al mismo tiempo, se les excluye de la BVP.

Al respecto, conviene tener presente la importancia de que todos nuestros profesores escolares tengan estudios en Educación, toda vez que para enseñar, se requiere mucho más que el sólo dominio de la materia que se va a impartir. En ese sentido, el influyente teórico de la enseñanza Lee S. Shulman, sostiene que un buen profesor debe dominar al menos otras seis categorías de conocimientos[2], entre las cuales se destaca el conocimiento pedagógico de la materia, que implica aceptar que existe una diferencia entre el saber académico y el saber escolarizado, así como la necesidad de traducción entre uno y otro.

De esta forma, es de esperar que el Gobierno, junto con reponer en el Senado la propuesta para que se elimine la posibilidad de que personas sin título profesional en educación sean considerados idóneos para la docencia, modifique también la glosa de la BVP en la Ley de Presupuesto 2016 y vuelva a incluir a aquellos profesionales y licenciados que quieren dedicarse a la enseñanza.

[1] Obtuvo el voto de 63 diputados, de los 67 que requería, toda vez que el Tribunal Constitucional ha considerado que la materia es propia de ley orgánica constitucional (STC 1.363, 28 de julio de 2009).

[2] Shulman, L. (2001). “Conocimiento y enseñanza”, en Revista de Estudios Públicos Nº 83, pp. 164-196.